Salimos a las 8:15 de la mañana con muchas caras de sueño rumbo a Cervera de Pisuerga, en la montaña Palentina.
La ruta nos lleva a visitar una de las tejedas más importantes de Europa, donde podremos ver milenarios tejos, algunos de más de 5-6 metros de cuerda, formando uno de los pocos bosques existentes.
Es mucho lo que se podría hablar de este árbol mítico,
utilizado desde la antigüedad por la características de su madera para
la fabricación de arcos o posteriormente para los ejes de los carros.
Árbol sagrado de los celtas,
en España fue usado por las tribus norteñas como última salida ante los asedios
romanos, suicidándose con
un brebaje con sus semillas o corteza debido a la alta toxicidad de una de sus
sustancias, la taxina, antes que ser esclavizados. El único elemento no
tóxico del árbol, es la pulpa roja de su semilla.
En los campos
castellanos era arrancado por los pastores debido a su toxicidad que atacaba
especialmente al ganado ovino.
Por otro lado,
también contiene otra importante sustancia, el taxol, que le ha llevado a la
casi extinción en muchas partes del mundo, hasta que se ha conseguido
sintetizar artificialmente. El taxol ha demostrado ser un eficaz
anticancerígeno, siendo ampliamente usado todavía hoy en día.
La religión cristiana siguió sacralizando a este árbol. Como
curiosidad, muchas iglesias están construidas al lado de tejos ya sagrados en
épocas prerromanas y muy anteriores a la construcción de la propia iglesia, y
no al contrario, como alguna gente piensa. También se siguió plantando en
cementerios.
También hay
que mencionar la antigua costumbre de los mozos de cortejar a las mozas
tirándoles al suelo semillas de este árbol. De ahí la famosa frase "tirar
los tejos".
Hoy muy
utilizado en jardinería, está prácticamente desaparecido en entorno natural
salvo escasas reliquias como la que en esta ruta visitamos.
La ruta nos llevará desde
antes del ferrocarril de la Robla, por la vaguada del arroyo Tosande. En ella
podremos observar vegetación típica de la montaña Palentina de encinas, roble,
acebo, brezales..., hasta llegar a la zona de pastos comunales de Tosande donde
guardan el ganado los pueblos de alrededor. Luego tras una empinada ascensión
por un joven hayedo, llegaremos a la tejeda.
Como llegar:
La ruta parte desde un aparcamiento situado en el Km. 2 de la C-624, que
unirá Cervera con Guardo. Desde Hinojal, deberemos ir a Herrera y desde allí
tomar la C-627 durante 35,8 Km, hasta el cruce con la C-624, que deberemos
coger en dirección Guardo durante 2 Kms. A la izquierda de la carretera veremos
un pequeño aparcamiento
Empezaremos la
ruta en el aparcamiento, debemos seguir la ruta en dirección noroeste, por la
pista de tierra que empieza, cruzando la carretera.
A unos 900 metros, deberemos cruzar una valla por debajo del viaducto del
ferrocarril de la Robla. Seguiremos nuestro camino principal, acabando a unos
300 metros en un pastizal para el ganado. Siguiendo en dirección a la vaguada
pronto encontramos los restos de escombros de una antigua mina de
carbón. A partir de aquí ya nos encaminaremos al comienzo de la vaguada pasando
por unos estrechos roquedales por una senda bien marcada.
En todo momento seguiremos por el fondo de la vaguada hasta
llegar al camino ancho, ligeramente ascendente, al lado del arroyo Tosande, que
en muchos tramos podrá no llevar agua.
El camino transcurrirá entre pequeñas encinas y robles, en
alguna ocasión acompañados por algún valioso acebo. Deberemos
atravesar dos vallas ganaderas siendo la segunda el Portillo de la Peña los
Novios (nombre que se le dan a las formaciones rocosas que rodean la puerta).
Pasado este portillo, seguiremos el camino hasta que rápidamente empezará
una zona descubierta de árboles y amplia de verdes pastos. Entramos en la zona
comunal del valle de Tosande, donde las localidades de Ruesga, Ventanilla y
Dehesa de Montejo mantienen sus ganaderías.
En el
valle podremos ver pastando ganado vacuno y caballar, y al fondo un moderno
chozo ganadero. Siguiendo por él llegaríamos a Peña Redonda, pero nos debemos
desviar si queremos subir a la tejeda.
Pasando uno de los portillos
Pasando uno de los portillos
Una parada al lado de un abrevadero
Una vez andados unos 50 metros por el valle de pastos,
veremos a nuestra izquierda, dirección suroeste, un primer espeso hayedo en la
empinada ladera que lleva a Peña Oracada, que es por donde tendremos que
ascender. Si estamos en otoño o invierno, nos será más fácil localizar la
tejeda, al final del hayedo, debido al verdor de los tejos respecto a las hayas
desnudas de hojas.
Ya sólo quedan 2 Km
En la pradera momentos antes de acometer la subida que empieza a la izquierda en busca de los tejos
Superando las primera rampa sobre una alfombra de hojas y rodeados por las hayas
Debido a la fragilidad de este ecosistema, a partir de ahora es más importante
circular por las sendas marcadas, no saliéndonos de ellas, ni arrancando
ninguna planta ni semillas.
El ganado vacuno y salvaje se inmuniza al veneno
desde pequeños comiendo pequeñas cantidades de tejo, por lo que está muy
comprometida la regeneración de la tejeda con árboles jóvenes, siendo su
mayoría de una elevada edad.
Como mínimo de 200-300 años, pero llegando algunos a superar ampliamente el
milenio, con el tronco ahuecado por el paso de los años. El que quiera un tejo,
lo encontrará con facilidad en cualquier vivero, siendo muy usado en parques y
jardines a modo de seto o arbusto.
Siguiendo hacia arriba veremos los más grandes ejemplares,
algunos de ellos, con dos troncos agrupados, no abarcables entre 7 personas.
Para los no muy cansados, una opción puede ser alargar la
ruta y seguir subiendo, una vez termina el bosque y la vegetación pasa a ser
baja de alta montaña, hasta la peña Oracada, de 1810 metros de altura. Desde
allí se podrá contemplar unas estupendas vistas de los valles y Peña
Redonda. Nosotros queríamos ir al pueblo de Ruesga y todavía nos quedaba una dura subida a un collado.
Pero antes hicimos una nueva parada para descansar en un bonito mirador, al fondo sobre la cabeza de Andrey se puede ver el collado que teníamos que superar para llegar al pueblo de Ruesga.
Empezamos la bajada y seguimos encontrando ejemplares de tejo de gran tamaño
En la imagen de la dcha. se puede apreciar la senda por donde subimos para alcanzar el collado que nos separa del pueblo de Ruesga.
En pleno esfuerzo subiendo por la empinada pendiente que nos llevaba al collado
Seguimos bajando atravesando una pradera en la que somos acompañados por las vacas y un rebeco que vino a saludarnos.
Fotografía realizada por Sergio Coca
Después de comer el bocadillo en Ruesga , donde nos esperaba el autocar , nos dirigimos a Cervera para hacer una visita a la casa del parque.
Las Casas del Parque de Cervera de Pisuerga es una infraestructura concebida como punto de referencia y encuentro de los Espacios Naturales de esta Comunidad, tanto para la población local como para los visitantes.
En este Centro podemos encontrar información pormenorizada de todas las posibilidades que nos brindan el propio Espacio Natural y su entorno; sus valores naturales, culturales, sociales…así como información detallada sobre especies emblemáticas de la Comunidad.
Uno de los objetivos principales es ofrecer los conocimientos necesarios para facilitar un acercamiento respetuoso a estas áreas singulares, en el que todos podremos disponer de las claves necesarias para identificar, valorar e interpretar el patrimonio cultural y natural de estos lugares.
Final de la visita a este precioso entorno natural de nuestra comunidad y regreso a Valladolid con el recuerdo todavía cercano de estos bonitos paisajes.
No me gustaría acabar sin hacer una reflexión :
El medio ambiente es todo donde todos nos encontramos, es la cosa que todos compartimos. No es necesario tener una fábrica de reciclaje o vivir sin luz para cuidar el planeta; podemos lograr mucho si cada uno de nosotros asume su responsabilidad y contribuye. Para motivarte he recopilado dos frases célebres sobre el cuidado del medio ambiente:
"Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana,
yo hoy aún plantaría un árbol"
Martin Luther King
Solo después de que el último árbol sea cortado.
Solo después de que el último río sea envenenado.
Solo después de que el último pez sea apresado.
Solo entonces sabrás que el dinero no se puede comer.
Profecía india
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